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Como una especie de “magia” que permite acceder a la información de máquinas obsoletas con propósitos como el aprendizaje, la creación artística y la investigación científico-social y humanística, calificó el profesor Oscar Iván Calvo Isaza, coordinador del Laboratorio de Fuentes Históricas, la nueva estación de transferencia de formatos análogos (video y sonido) a digitales, que ahora hace parte de la Institución.

  • La nueva estación de transferencia de formatos análogos a digitales hace parte del Laboratorio de Fuentes Históricas.

    La nueva estación de transferencia de formatos análogos a digitales hace parte del Laboratorio de Fuentes Históricas.

  • La iniciativa busca conservar en el tiempo “textos, imágenes en movimiento y sonidos contemporáneos que fecunden con sus voces y gestos la comunicación humana”.

    La iniciativa busca conservar en el tiempo “textos, imágenes en movimiento y sonidos contemporáneos que fecunden con sus voces y gestos la comunicación humana”.

  • El profesor de la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas, Oscar Iván Calvo Isaza, es el coordinador del Laboratorio.

    El profesor de la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas, Oscar Iván Calvo Isaza, es el coordinador del Laboratorio.

  • El artista sonoro Sergio Ruda participó en la inauguración de la estación.

    El artista sonoro Sergio Ruda participó en la inauguración de la estación.

    Tras un trabajo de más dos años, explicó el profesor Calvo, la estación está lista para facilitar la migración de formatos de video electrónicos profesionales y de uso doméstico, así como de discos de vinilo, casetes de audio compactos y cintas de carrete abierto, hacia una terminal que los procesa en términos binarios.

    “Más que ver y oír, ahora contamos con las condiciones técnicas para conservar la información, preservar los soportes originales y generar copias específicas para la investigación, la creación y el aprendizaje”, precisó.

    En cuanto a los soportes técnicos, el Laboratorio ha adquirido, entre otros, equipos para la migración de microfilmes a formato digital, sumados a un dispositivo de reproducción de imágenes y manuscritos de gran tamaño y escáneres profesionales que permiten trasformar documentos medianos en archivos digitales de alta resolución. No obstante, el esfuerzo pretende ir más allá de la máquina y se encamina a que la Universidad consolide colecciones que incorporen nuevas fuentes al conocimiento histórico, a las prácticas y la formación de los estudiantes.

    En este orden, el profesor destacó el acervo con el que cuenta el Laboratorio: el Archivo Judicial de Medellín, con aproximadamente 16.000 expedientes datados entre los siglos XVII y XX; las Historias Clínicas del Hospital Mental de Antioquia, con unos 90.000 expedientes fechados entre 1903 y 2005; una pequeña colección de videos en VHS y casetes de audio que representan la memoria institucional de la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas, entre otros.

    A estas colecciones se sumó, recientemente, el Fondo Fabiola Lalinde y Familia, uno de los archivos familiares sobre derechos humanos y el conflicto más importantes del país. “Fuera de manuscritos, bienes artísticos y utilitarios, este fondo incorpora materiales audiovisuales como fotografías, afiches, videos, audios y recursos electrónicos, de gran valor para la investigación social y la creación artística”.

    A propósito de documentos audiovisuales originales y con valores estéticos, históricos y patrimoniales, el profesor Calvo anunció el inicio del proceso de donación a la Universidad Nacional de Colombia de una de las colecciones audiovisuales más importantes del país: el archivo histórico de la Corporación Región, el cual se configura como “legado de la sociedad civil organizada en uno de los momentos más significativos de la historia reciente de Medellín: las últimas décadas del siglo XX y las primeras del XXI”.

    “Además, la Corporación Región realizó en los años de cambio de siglo una vigorosa reflexión sobre la comunicación y el cambio social, que se traduce en miles de materiales de audio, video, fotografía, que a través del Laboratorio de Fuentes Históricas van a estar al servicio del público y que, sumados a los materiales de apoyo como manuscritos, fotografías en papel, diapositivas, afiches, cartillas y libros, constituyen un conjunto de singular valor para el estudio de la cultura y la sociedad contemporánea”, precisó Calvo.

    Sin embargo, el docente indicó que el propósito necesita, sobre todo, una comunidad de conocimiento dispuesta a establecer relaciones dialógicas.

    “Los legados materiales e informacionales del pasado, no dicen nada por sí mismos, requieren de las personas, de la curiosidad, de preguntas y teorías innovadoras para tener lugar en los debates del presente. Necesitamos construir escenarios alternativos, nuevas disposiciones, hábitos renovados de pensamiento, que encuentren usos para la información y la tecnología. Para incorporarse en nuestras instituciones, hábitos de trabajo y formas de aprendizaje, esto supone un diálogo entre diversas generaciones”, concluyó el coordinador del Laboratorio.

    (FIN/CST)

    28 de mayo del 2019