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Inquieto por el conocimiento en 1984 ingresó al pregrado en Matemáticas de la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín un muchacho amante de los números. Tres años después reingresaría a la Institución pero esta vez a Zootecnia, fiel a su pasión por las ciencias naturales. Hoy, varias décadas después, el mismo personaje hace parte de la planta profesoral de la Institución de la que se sabe hijo, pero en un área completamente diferente: la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas.

  • Jorge William tiene muy presente que en los años 30 y 40 la familia se reunía en torno al radio conquistó un lugar especial en la casa.

    Jorge William tiene muy presente que en los años 30 y 40 la familia se reunía en torno al radio conquistó un lugar especial en la casa.

  • Jorge William Montoya Santamaría siente afortunado de tener a la Universidad Nacional de Colombia como su casa.

    Jorge William Montoya Santamaría siente afortunado de tener a la Universidad Nacional de Colombia como su casa.

  • El coleccionista ha expuesto sus radios en diferentes escenarios de la ciudad y el departamento.

    El coleccionista ha expuesto sus radios en diferentes escenarios de la ciudad y el departamento.

  • La Facultad de Ciencias Humanas y Económicas le permitió encontrar su quehacer académico e investigativo.

    La Facultad de Ciencias Humanas y Económicas le permitió encontrar su quehacer académico e investigativo.

  • A medida que amplió su colección Jorge William descubrió las posibilidades que brinda el radio para entender fenómenos de la cultura.

    A medida que amplió su colección Jorge William descubrió las posibilidades que brinda el radio para entender fenómenos de la cultura.

    Jorge William Montoya Santamaría es zootecnista y magíster en Historia de la U.N. Sede Medellín y doctor en Epistemología Historia de las Ciencias de la Universidad de París. Ahora, cómo este renegado de las ciencias exactas terminó en las humanidades tiene que ver justamente con su sed por el conocimiento y específicamente con su interés por la biología.

    En 1987, cuando empezó a estudiar Zootecnia, existía en la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas el Seminario Historia de la Biología, dirigido por el profesor Luis Alfonso Palau, al cual se vinculó entre 1989 y 1994. “Todos los viernes al medio día nos reuníamos en un salón del segundo piso del Bloque 46 y la asistencia era libre; éramos un grupo de amigos interesados en la epistemología, la historia y la filosofía de las ciencias”. Durante los cinco años en los que Jorge William fue un asiduo participante estudiaron grandes pensadores franceses y para cuando terminó aquel ciclo el estudiante ya había sido flechado por las humanidades.

    Entonces entre 1996 y 1998 realizó su maestría en Historia y se vinculó a la docencia, otra de sus pasiones, como catedrático en diferentes universidades. Después vino el doctorado en Francia donde se dedicó a la investigación en torno al trabajo del filósofo Gilbert Simondon sobre la individuación y de los objetos técnicos. Esto, sin saberlo, le abrió la puerta a una de sus más grandes aficiones: el coleccionismo.

    Jorge William resguarda del olvido un objeto que para principios de 1900 revolucionó la manera de comunicarse de la humanidad: el radio. Aunque no sabe exactamente cuándo se hizo coleccionista, dice que quizás lo fue desde siempre sin saberlo pues recuerda que de niño, en su natal Concordia, coleccionaba calendarios y los álbumes de Jet.

    “Mi padre Alirio Montoya era profesor de geografía en Concordia y él tenía un Telefunken D565 1953. Para mí ese objeto era mágico porque en un tiempo en que no teníamos todavía televisión todo giraba en torno al radio y en ese nosotros podíamos escuchar programas de otros países, noticias, programas de educativos, de entretenimiento, música… en fin”, confiesa que desde ahí empezó su cariño por estos artefactos que, además convirtió en sus objetos de estudio.

    Y en la primera década del siglo XXI, después de regresar de Francia, se enfrascó en la titánica labor de conseguir un Telefunken D565 1953. En ese proceso de búsqueda, que duro un par de años, encontró muchos radios que le parecieron bonitos e interesantes por su diseño o por su historia y a los que se apegó definitivamente, “así, poco a poco, se fue armando por sí sola la colección”, señala. El Telefunken, finalmente, lo encontró en Uruguay y desde allí lo hizo traer a Medellín. Hoy tiene más de 300 radios.

    A medida que amplió su colección Jorge William descubrió las posibilidades que brinda el radio para entender fenómenos de la cultura y establecer diálogos con el pasado a partir de la reflexión sobre el presente.

    “Estamos en una época de una renovación vertiginosa de la información por lo que rápidamente van cayendo en el olvido muchas cosas; ante esa renovación, poder mirar objetos que se fabricaron con materiales duraderos para que permanecieran en el tiempo nos hace pensar en lo que vivimos con respecto al tema medioambiental y de la conservación, es decir, nos hace tomar conciencia de que no todas las épocas se han volcado hacia una producción desenfrenada de objetos”, afirma Jorge William en su voz de coleccionista, de profesor, de investigador.

    En marzo de 2007 el zootecnista que nuca ejerció regresó a la U.N. para vincularse como profesor del Departamento de Estudios Filosóficos y Culturales de la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas, su verdadera casa académica. Hoy dirige el Grupo de investigación Pensamiento Contemporáneo, el curso electivo Historia y Filosofía de la Técnica y, con el profesor Alberto Castrillón, creó la Cátedra de Cultura Tecnocientífica que se dicta en la Torre de la Memoria de la Biblioteca Pública Piloto desde 2011.

    “No me arrepiento de la redirección de mi rumbo, yo siempre he sido inquieto con el conocimiento y me he visto más que ejerciendo una profesión, indagando sobre los temas que me despiertan interés”, y eso justamente es lo que ha hecho este hombre preocupado por ordenar, al menos un poco, la dispersión en que se encuentran las cosas en el mundo, empezando por el propio.

    Jorge William disfruta mirar el pasado y ello, justamente, lo anima a caminar hacia el futuro. “Ahora estoy enfocado en seguir realizando proyectos en la Universidad, sobre todo con los estudiantes”, dice, pues considera que la esencia de la docencia es ser puente entre los jóvenes que se educan, sus sueños y sus proyectos; eso para él representa devolverle a la Institución de sus afectos todo lo que ella le ha dado en su realización vital.

    (FIN/CST)

    6 de abril del 2018