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La Conyza bonariensis y la Passiflora foetida son dos de las especies de plantas originarias de América del Sur que hoy invaden los bosques de Australia y son una amenaza para la agricultura y la fauna nativa. Estas malezas son también la razón por la que la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín y la agencia de gobierno australiana CSIRO (Commonwealth Scientific and Industrial Research Organisation), establecieron un acuerdo de cooperación para adelantar investigaciones que permitan hacer cara a la situación ambiental del país oceánico.

  • Investigadora Louise Morin.

    Investigadora Louise Morin.

  • Conyza bonariensis. Foto tomada de: http://tribes.eresmas.net/fotos/flor/Dicot/Compositae/Conyza/C_bonariensis/conyza_bonariensis_02_p0c532_aitona_2.jpg

    Conyza bonariensis. Foto tomada de: http://tribes.eresmas.net/fotos/flor/Dicot/Compositae/Conyza/C_bonariensis/conyza_bonariensis_02_p0c532_aitona_2.jpg

  • Passiflora foetida. Foto tomada de: https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/d/d6/Passiflora_foetidacloseup.jpg

    Passiflora foetida. Foto tomada de: https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/d/d6/Passiflora_foetidacloseup.jpg

  • La U.N. y la Agencia de Gobierno Australiana CSIRO trabajarán en la búsqueda de soluciones para el control biológico de la Conyza bonariensis y la Passiflora foetida.

    La U.N. y la Agencia de Gobierno Australiana CSIRO trabajarán en la búsqueda de soluciones para el control biológico de la Conyza bonariensis y la Passiflora foetida.

    Como parte del convenio, la investigadora francocanadiense Louise Morin, visitó la Sede para conocer los laboratorios y hablar sobre su experiencia de más de 20 años en Australia combatiendo platas invasivas a través de microorganismos: hongos, específicamente.

    “Los agentes invasivos han llegado a Australia provenientes del sur de Europa, del sur de África y del sur de América por accidente o como plantas ornamentales. A menudo las plantas llegaron sin sus enemigos naturales, es decir, sin un estrés asociado que les impidiera crecer y repercudirse, convirtiéndose en un problema para la diversidad nativa”, explicó la investigadora.

    Y agregó que su trabajo consiste en regresar al medio de origen de las plantas invasoras para tratar de encontrar los patógenos (agente que puede producir enfermedad o daño a la biología de un huésped humano, animal o vegetal) que podrían ayudar a recuperar el equilibrio.

    “Lo que no se puede hacer es tomar el patógeno, llevarlo a Australia y simplemente liberarlo. Previamente debe haber una regulación y un procedimiento para demostrar que el patógeno es muy específico y que no va a generar un problema mayor para que el gobierno nos autorice a liberarlo”, contó la experta.

    Usualmente se usan insectos para controlar las malezas o plantas invasivas, el uso de microorganismos (hongos en este caso), es un campo del conocimiento inexplorado. A propósito, el profesor Mauricio Salazar, director del Museo Micológico de la Facultad de Ciencias, indicó que para Colombia es tema es, en efecto, inédito.

    “Nosotros no tenemos ningún trabajo que nos lleve al uso de microorganismos para el control de maleza, de hecho, hay un gran desconocimiento porque generalmente pensamos en el control biológico de insectos pero no hemos caído en la cuenta de que esta es otra área del conocimiento que puede ser importante”, señaló el profesor quien además estará al frente del proyecto para buscar en Colombia los microorganismos asociados a la Conyza bonariensis y la Passiflora foetida.

    El trabajo que recién inicia entre los investigadores de la Sede y de CSIRO traerá beneficios mutuos en términos de generación de nuevo conocimiento y de la aplicación del mismo; además representa una puerta de cooperación entre dos países abierta hacia el futuro.

    “Sin duda esta será una relación de gana-gana. Para Colombia representa la oportunidad de conocer su biodiversidad, sus especies y lo que ellas permiten, y para Australia es la posibilidad de continuar la lucha y el control biológico de estas plantas invasivas”, concluyó la investigadora Louise Morin.   

    (FIN/CST)

    16 de noviembre del 2017